Hace cuatro años que Mark Zuckerberg fichó a la veterana Sheryl Sandberg
-las cosas de tener más de 40 en el universo de imberbes de Silicon
Valley- para llevar las operaciones diarias de Facebook y preparar su
reciente estreno bursátil. Es el cargo más importante que puede tener un
ejecutivo en una empresa, por debajo del de consejero delegado. Ahora,
además, acaba de colarse por sus propios méritos en el consejo de
administración. Y con este paso se convierte en la primera mujer en
abrirse hueco entre el grupo de hombres que toma las decisiones
estratégicas de la puntocom.
Sandberg es esencialmente la encargada de dar con la fórmula que necesita
Facebook para sacar tajada al negocio de la publicidad electrónica
mientras lleva a la realidad la causa original de sus fundadores de
conectar al mundo. Y aporta, además, madurez adicional a un mundo
dominado por genios adolescentes (el consejo ya incluye a Reed Hastings
de Netflix). Una supervisión adulta que también buscaron otras jóvenes
firmas tecnológicas, como el portal de cupones de descuento Groupon o la
bitácora electrónica Twitter. Papel de tutor que ejerció Eric Schmidt
en Google.
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