El número de pinos jóvenes se cuadruplica en las zonas silenciosas
Pino Piñonero |
La contaminación acústica es un enemigo comprobado de los animales. Pero, ¿lo es también de las plantas? Una reciente investigación revela que sí. Aquellas especies vegetales que dependen de pájaros o mamíferos para la dispersión de sus semillas sufren el abandono por parte de estos de las zonas de ruido generado por el hombre.
Un equipo de investigadores, capitaneado por Clinton Francis, de la National Science Foundation de EEUU, se ha pasado una larga temporada en el parque natural de Rattlesnake Canyon (Nuevo México, EEUU). La zona era ideal para su propósito: hay centenares de pozos de gas cuyas ruidosas bombas funcionan las 24 horas de cada día del año.
Además, es una zona aislada de otras agresiones humanas, como la contaminación, que podrían haber alterado los resultados de su estudio centrado en el ruido como agente y que acaban de publicar en la revista Proceedings of the Royal Society B.
En uno de sus experimentos, estudiaron el suelo que rodeaba a unos 120 pinos piñoneros, una de las especies más abundantes del parque, de dos zonas, una cercana a los pozos y la otra alejada de su ruido.
Comprobaron que varias especies de animales se alimentaban de los piñones que caían de los arboles, como ardillas, pájaros, ratones o conejos.
Pero descubrieron que, mientras a los ratones parecía no molestarles el ruido en absoluto, la urraca azuleja (Aphelocoma californica) sólo se acercaba a por semillas a las zonas más tranquilas.
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